“Paseos por Córdoba” de D. Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutierrez (1873)
Origen de la ermita de la Alegría
“Cuida de esta ermita una cofradía que a la vez es la del Santísimo de San Nicolás de la Villa. Explicaremos esta unión en la historia que hemos podido formar de este edificio y su advocación. Remoto en extremo es el origen del santuario de Nuestra Señora de las Huertas, explicado en la Victoria. Con él debemos enlazar ahora nuestro relato porque la cofradía o hermandad que cuidaba de su culto antes de la fundación de los Mínimos es la misma existente hoy con distinta denominación.
Fundose aquel santuario llamándose de Nuestra Señora de las Huertas y de Rocamador. En 1353 consta que existía, y por consiguiente tal vez alcance a muy poco después de la conquista. Allí continuó cuidando de ambas imágenes y de la hospitalidad, hasta que en 1510, como ya anotamos, el obispo don Juan Daza concedió aquel edificio a los frailes de San Francisco de Paula. Entonces quedose allí la Virgen de las Huertas o la Victoria, y la cofradía se trasladó al interior de la ciudad con el título de la de Rocamador, tomado de Francia, donde existía un santuario muy concurrido en el que se veneraba una imagen que dicen fue colocada por San Amador en la concavidad de una roca de la que se ha formado la advocación de la Roda de San Amador, que simplificado queda en Rocamador.
En citada época, viéndose la hermandad sin casa, por más que pronto se la buscó el mismo obispo y los cofrades, debió unirse a la sacramental, toda vez que aparecen aprobadas sus reglas, ya unidas, por el cardenal obispo de Córdoba don Pedro Fernández Manrique en 29 de enero de 1539.
Otros escritores creen que existía esta ermita y que la cofradía que salió de la Victoria era sólo de la Virgen de las Huertas, sin ver que o hubiera quedado disuelta o trasladado con ella la imagen que permaneció en la Victoria hasta la extinción de la iglesia, depositándola después en San Hipólito y últimamente en la Catedral, donde existe.
Sea de una u otra manera, la hermandad de Nuestra Señora de la Alegría es antiquísima, con hospitalidad donde hoy la vemos, porque su primitivo edificio llegó a amenazar ruina hasta el punto de que en 1703 los caballeros cordobeses se reunieron y costearon la actual, que ya ostentaba el título con que hoy la conocemos.”
Cambio de advocación: Alegría por Rocamador
“Este cambio de nombre se debe a la Providencia o a la casualidad. De dos modos se cuenta y creemos más natural el segundo. Mientras los más devotos defienden que una noche llegaron dos peregrinos al hospital de Rocamador pidiendo hospedaje y que a la mañana siguiente al ir a llamarlos habían desaparecido, dejando pintada en la pared la imagen, varios escritores refieren con datos ciertos que al hundir en 1640 un tabique para hacer varias reformas encontraron pintada la imagen en la pared, no faltando quien afirmara que en la concavidad o hueco vieron una luz que se apagó a la impresión del aire. Este hallazgo produjo no sólo en los cofrades sino en toda la ciudad una alegría extraordinaria, que se comprende conociendo aquella época, y de aquí viene al haber tomado este título, perdiendo el de Rocamador, cuya imagen no sabemos qué harían de ella o si el tiempo la habrá destruido.
Con tan extraordinario acontecimiento la hermandad cobró nueva vida, el número de sus individuos aumentaba por momentos y los donativos y regalos llegaron a ser más considerables. Los caballeros reunidos labraron la nueva y linda iglesia, y tanto éstos como los cofrades regalaron alhajas de gran valor que casi han desaparecido por completo, unas cuando la invasión de los franceses y otras con motivo de la venida de Gómez en 1836, que no sabemos por qué las depositaron en Santa Marina, donde se quedaron y vendieron después con otras para reedificar la iglesia, a excepción de unas lamparitas y otras cosas que el hermano mayor pudo recabar a fuerza de reclamaciones.”
Descripción de la ermita
“Describiremos esta ermita como en la actualidad la vemos. Es pequeña, en forma de cruz y con tribunas, cubriendo el centro una media naranja o cúpula elíptica, pintada interiormente, representando doce bustos de diferentes profetas.
El retablo mayor, construido en 1774, es de talla dorada y del mal gusto dominante en aquella época. El lugar en que está colocada la titular le hace variar en orden, puesto que ésta ocupa la parte más baja, o sea, casi pegada a la mesa altar. Cúbrela un extenso cristal, y a su través hemos visto la Virgen de Belén, aunque con la advocación de la Alegría, con su Niño en brazos y dos ángeles adorándola; parece pintada en tabla, mas se nos asegura ser en el muro. De uno u otro modo es muy antigua, si bien tiene galoneado el manto, a nuestro parecer en tiempos modernos, y le colocan corona, cetro y media luna de chapa de plata, adorno que ni es a propósito ni conduce más que a perjudicar la pintura. Más arriba de la Virgen hay otra de vestir y después un San Rafael, escultura de escaso mérito.
Otros cuatro altares encontramos al pie de los machones que sostienen la tribuna y bóveda, iguales y de poca importancia artística, dedicados a otra Virgen de vestir, San Rafael, San José y San Antonio, y por cima de éstos, en los arranques de la cúpula se ven cuatro óvalos con los evangelistas, pintados de medio cuerpo con una valentía que llama la atención. Existen otros bastante buenos, con el Nacimiento, la Asunción, la Presentación en el templo y un paso de la vida de Santa Teresa. Frente a la puerta se ve otro con la Virgen del Pópulo, tamaño natural, antiguo y digno de estima.
Dos entradas tiene esta iglesia, una directamente de la calle con portada de mármoles de diferentes clases y otra a un patio claustrado con bonitas columnas y buenas y cómodas viviendas para el santero y reuniones de la cofradía.
La hospitalidad de peregrinos, que era la que ejerció en un principio, cesó en el siglo XV en un arreglo que hubo de esta clase de establecimientos, agregando éste al de la Caridad, a quien pasaron dos casas contiguas a la ermita, una en la misma calle y la otra en la plazuela del Ángel.
Existe en esta calle la fachada principal del Gran Teatro de Córdoba, y sin embargo nos ocuparemos de él en la que lleva su nombre, y después de contar la historia del convento de San Martín.
La calle de la Paciencia cruza de la Alegría a la plazuela de San Nicolás de la Villa. Debe su título al letrero que frente a ella tiene uno de los figurones que hay en la torre de la expresada parroquia, cuyo origen hemos explicado a nuestros lectores.”
En los años 60, el deterioro arquitectónico de la Ermita llevó a su cierre al culto. Afortunadamente, la Ermita ha sido sometida a un lento proceso de restauración, primero arquitectónica y luego artística, gracias al tesón de nuestro párroco Monseñor Antonio Evans Martos, el acierto y planificación de su equipo encabezado por NHD José A. Salamanca González.
En 2006 se reabre al culto la Ermita de la Alegría tras un largo proceso de restauración arquitectónica para suplir las funciones del templo parroquial de San Nicolás tras su súbito cierre por problemas en el tejado. Tras año y medio, una vez concluidas las obras del templo y restaurada la normalidad, el hermano mayor expone al párroco D. Antonio Evans Martos la necesidad de trasladar los enseres a un lugar digno y acondicionado donde pueda la Hermandad realizarse plenamente, solicitando que éste sea la Ermita dedicada a su Co-Titular de Gloria. Al ser concedido dicho ruego, hermanos de la Cofradía se encargan del mantenimiento y organización de los cultos, se celebra una misa de hermanos semanal, se instala un Belén por Navidad, se realiza el reparto de túnicas y el resto de funciones administrativas, se celebran convivencias, etc.